Translate

lunes, 14 de diciembre de 2015

STAR WARS EPISODIO III. La Trilogía de Precuelas llega a su conclusión.


STAR WARS EPISODIO III
Star Wars Episode III: Revenge of the Sith

George Lucas, 2005

Y así, toda una era llega a su fin. Y no me refiero sólo al gobierno del Senado Galáctico, sino a la Trilogía de Precuelas de Star Wars. En aquel lejano 2005, los cinéfilos nos sentíamos satisfechos y en cierto modo completos, y algunos ingenuos hasta creyeron que no volverían a ver una película de Star Wars en la pantalla grande, creencia que se incrementó cuando George Lucas públicamente declaró que no filmaría los episodios VII, VIII y IX porque “ya estaría demasiado viejo para entonces y no sería divertido”. Hay que reconocer que el hombre cumplió con su palabra.


    En esta última película de la Trilogía, que según el canon original sucede tres años después de Episodio II, se narra la historia de cómo la Antigua República se encuentra devastada por la guerra promovida por el conde Dooku (de nuevo el inmortal Christopher Lee) y el general droide —bueno, en realidad es un cyborg— Grievous (voz de Matthew Wood). El supremo canciller Palpatine (Ian McDiarmid) ha retenido el poder por demasiado tiempo, lo que comienza a causar descontento entre el Consejo Jedi. El joven jedi Anakin Skywalker está a punto de convertirse en padre; pero terribles visiones del futuro lo sumen en la desesperación y la incertidumbre, lo que lo lleva a acercarse al misterioso Lord del Sith Darth Sidious, cuyas enseñanzas del Lado Oscuro podrían salvar la vida de Padme (regresa la Portman), la esposa secreta de Anakin. Sin embargo, seguir las enseñanzas de Sidious significaría traicionar a la Orden Jedi y destruir todo por lo que Anakin y los jedi han luchado.
    Siempre que veo esta película me da la misma impresión: En mi mente veo a George Lucas como un estudiante irresponsable que se pone a estudiar tratando de aprender todos los contenidos del semestre la noche anterior al examen. Es como que de repente dice: “¡Madres! ¡Llevamos dos películas haciéndonos tontos, tenemos un montón de cosas que explicar y sólo nos queda una película de dos horas y cuarto! Porque así es como se siente Episodio III”.


    Principalmente me llama la atención el personaje del general Grievous. Por muchas razones. Se supone que Grievous, cuyo diseño original corrió a cargo del artista Warren Fu, fue creado para el Episodio III por George Lucas; pero su primera aparición se dio en la serie de cortometrajes animados Guerras Clónicas, para ir calentando el ambiente antes del estreno de la cinta. Así pues, el inicio de Episodio III se entiende más como un cierre a la serie animada… y si uno no la ha visto, sí le da la sensación de que se perdió de algo antes de la película.
    Grievous funciona como una especie de antecedente de Darth Vader: al igual que Vader, es un cyborg[1] con problemas de asma que se embarca en una cruzada para cazar a los jedi, conservando sus lightsabers como trofeos. Ahora bien, en este último visionado que hice de Episodio III me surgió la duda: Grievous es un antecedente de Darth Vader… ¿O es su sustituto? En mi crítica del Episodio II, mencioné que las precuelas desaprovecharon por completo los dos poderosos ejes argumentales que pudieron usar: las Guerras Clónicas y la Cacería de los Jedi.; ahora me dio la impresión de que Lucas llegó a un punto en el que aún le quedaban demasiados jedi vivos, por eso utilizó el recurso de la Orden 66 y, claro, lo más lógico era que tuviera un personaje que se dedicara a cazar jedis, sólo que, por desgracia, Darth Vader aún no existía. Por eso tuvo que crear a Grievous.


    En resumen: creo que se perdió tanto tiempo narrando las comiquísimas aventuras de Jar Jar Binks (Ahmed Best) y el romance estudiantil/chafón de Anakin y Padme en los Episodios I y II, que la historia en Episodio III se comprime al punto de necesitar un personaje que, según su propio planteamiento, ni siquiera existe aún.
     Por supuesto, el plato fuerte de esta película es el origen de Darth Vader, el cual, por cierto, permaneció prácticamente igual a como lo narra el espíritu de Obi-Wan Kenobi en la novelización de Elregreso del Jedi:

    … Cuando vi lo que había llegado a ser, intenté disuadirlo, atraerlo de nuevo a la luz. Luchamos... y tu padre cayó en un crisol de fundición. Cuando tu padre salió arrastrándose de ese terrible estanque, el cambio en él había sido impreso con fuego para siempre. Se convirtió en Darth Vader, sin el más leve asomo de Anakin Skywalker. Irremediablemente maligno. Surcado por cicatrices y mantenido con vida sólo por su maquinaria y su propia y negra voluntad…[2]

       Y en ese sentido, la película cumple. La esperada pelea entre Obi-Wan y Anakin es espectacular, y la subsecuente derrota y destrucción de Anakin están de antología. Lo único que no me encanta es el epílogo. Francamente creo que la película dura más de lo que debería; por mí, pudieron haber metido los créditos finales justo cuando terminan de ponerle la máscara a Vader. Así se habrían evitado el legendariamente ridículo grito de “¡No!”, además de que ésta sería la única película de la saga en terminar con un primer plano.


    La que sí me pareció un tanto ociosa fue la pelea entre Yoda y Darth Sidious en el Senado Galáctico. Tampoco creo que aporte nada a la historia y para lo único que sirve es para ver lo poco que se parece el Emperador del Episodio III al de El regreso del Jedi (Marquand, 1983), a pesar de haber sido interpretados por el mismo actor.
    Al respecto de la transformación de Palpatine en pantalla, también quisiera hacer notar que me pareció decepcionante. Quiero decir, en el aspecto de que fue inmediata. Uno entendía que la apariencia de Palpatine en El regreso del Jedi se debía a que sí era muy viejo, pero además había sido consumido por el Lado Oscuro a lo largo de los años. Nuevamente, como perdieron tiempo con otras cosas en los episodios anteriores, tuvieron que acelerar la degradación del personaje... Y ahora que me fijo, ¿por qué Palpatine ruge?


    A pesar de la duración de la cinta, creo que el montaje y la edición son más que eficientes. Aun cuando es la película más larga de la Trilogía de Precuelas, es la que mejor fluye. Esto sin duda se debe a la edición, pero también, seguramente tiene que ver con que es la única en la que de verdad pasan cosas interesantes.
    Del mismo modo, parece que Lucas y su equipo por fin se pusieron a hacer la tarea, porque de las tres precuelas ésta es la única que más o menos se acerca al tono de las películas originales. Y eso sí, es la más oscura después de El Imperio contraataca (Kershner, 1980).


    Aunque no por eso está exenta de cada mamada... como... ¿Qué onda con Kashyyk y los wookies? Está más metido a la fuerza que Jango Fett en el Episodio II y peor lograda, porque en este caso ni siquiera contribuye a la historia, de verdad, hagan el intento: Saquen las secuencias de Kashyyk y la película sigue siendo la misma. Ni siquiera hace falta explicar por qué Yoda no fue muerto en el ataque al Templo Jedi —digo, uno entiende que Yoda es demasiado chingón como para morir a manos de los clone troopers—. Por no mencionar que la navecita del Maestro Jedi se parece muy sospechosamente a la nave de E.T. El extraterrestre (Spielberg, 1982) y, sobre todo... ¿Están tratando de decirme que Chewbacca (Peter Mayhew) conoció a Yoda mucho antes que Luke? ¿Y no le dijo nada? ¿Aun cuando lo vio esforzarse en su entrenamiento para ser jedi? ¡No mamen!
    ¿Y qué tal su explicación tardía, forzada y no solicitada sobre por qué los jedis de la Trilogía Original se desvanecían y los de la Trilogía de Precuelas sí dejan sus cadáveres ahí tirados? En el corte original de la película había una secuencia donde Qui-Gon lo explicaba a fondo; pero la dejaron fuera desde la primera edición.


    Y R2-D2 (Kenny Baker) sigue teniendo retrocohetes. ¿O es que debo suponer que cuando le borran la memoria a los droides se le olvida que los tiene? No, pero esperen, sólo borraron la memoria de 3PO (Anthony Daniels), la de R2 se mantuvo intacta... Además, en la Trilogía Original, R2 podía comunicarse con Luke a través de la interfaz de la computadora del X-Wing. ¿Y no pudo decirle nada sobre Vader? ¿O sobre Obi-Wan? O sobre... ¡Cualquier cosa!
    Hablando de droides ¿se fijaron que en los trece años que pasaron entre Episodio I y III la tecnología de la Federación de Comercio apenas si se desarrolló? O sea, empezaron siendo unos buenazos que tenían naves caza autómatas y, más de una década después, siguen teniendo el mismo modelo de naves caza autómatas, sólo que pintado de otro color y con un lanzamisiles integrado…


    ¿Y qué onda con la muerte de Mace Windu? Desde antes de que saliera la película supuse que Anakin sería el encargado de darle muerte. Digo, finalmente, fue Windu más que cualquier otro quien se oponía a que Anakin fuera entrenado como jedi… curiosamente, ni siquiera Yoda puso tantos peros hasta este episodio. Y a final de cuentas no lo mata —no directamente, quiero decir— y el pobre Windu perece en circunstancias que harían sonrojar al Equipo Rocket.
    Las actuaciones siguen siendo malas. Afortunadamente, Christensen como que se metió a clases o algo, porque la verdad es que sí mejora un poco en esta película; pero Portman está perdida. Completamente. Sin ánimo de exagerar puedo decir que la de esta cinta es la peor actuación que le he visto en la vida. Incluso en esa película en la que la abandonan en el Wal-Mart se ve mejor... ¡Hasta en la soporífera Thor (Brannagh, 2011) actúa mejor! Y si la lamentación de Anakin en el Episodio II estaba de risa loca, sin duda se echa un Tète-a-tète con el “Anakin, you’re breaking my heart!” de Padme en esta cinta. Mmhhh... quizá no es tanto que Christensen haya mejorado, es sólo que Portman se ve peor.


    Así pues, de todos, de absolutamente todos los que aparecen en esta película, al único que le creo que se convertirá en el personaje que vimos en la Trilogía Original es a Ewan McGregor como Obi-Wan Kenobi. Y eso excluye a Vader, Yoda, Chewbacca, C-3PO, R2-D2 y a Palpatine, con todo y que casi todos ellos son interpretados por los actores originales y que las transformaciones de Vader y Palpatine incluso suceden en pantalla.
    Oh, bueno y el (en este momento apenas) gobernador Tarkin (Wayne Pygram) también es bastante convincente. Quizá porque se le ve de lejos y no se escucha ninguno de sus parlamentos.


    Al respecto de esa escena: sólo logra reforzar lo que ya había mencionado sobre por qué no me encanta El regreso del jedi. Se supone que Episodio III sucede casi veinte años antes que La guerra de lasgalaxias (Lucas, 1977), ¿no? Y ya aparece por lo menos la estructura de lo que será la Estrella de la Muerte; es decir, que se tardaron más de veinte años en su construcción ¿y me salen con la mamada de que en el Episodio VI construyeron otra, que además es diez veces más grande que la primera?
    Y en esta película no hay trajecitos sexys de Padme, pero lo compensan con las escenas de Ayla Secura (Amy Allen, quien de hecho no es actriz, sino asistente de producción en Industrial Light and Magic).


    En general, el guión es mejor que en las entregas anteriores. Tiene mayor cohesión y se atreve a explorar un poco de la psicología de los personajes. Digo, a pesar de sus deficientes actuaciones, podemos ver el conflicto de Anakin y la decepción de la política que siente Padme, y me hubiera encantado que la relación entre Obi-Wan y su discípulo se hubiera planteado mejor en las cintas anteriores para que en ésta de verdad le doliera a uno que se resquebrajara.
    En parte, la mejoría en el guión se debe a que el guionista Tom Stoppard, responsable por los guiones de películas como Brasil (Gilliam, 1984), El Imperio del Sol (Spielberg, 1987) y Shakespeare enamorado (Madden, 1988), le dio “una pulidita” al guión original que había escrito Lucas.


     A pesar de todo, me gusta esta película. Ésta sí. Creo que es realmente superior a los episodios anteriores y sí le anda llegando al nivel de El regreso del jedi... aunque no salen Jabba y su corte de muppets, y eso le quita puntos. Ésta es la precuela que los fans esperábamos, y que nos merecíamos, desde 1999. ¿Era tan difícil hacer esto desde el principio?
    Una vez que he concluido mi visionado de la Trilogía de Precuelas, puedo decir que hay algo que me incomoda, pero no lo había notado hasta ahora. El hecho de que todo se explique y de que resulte que todos los personajes están relacionados y todo mundo conocía a todo mundo me deja con la desagradable sensación de que la galaxia es mucho más pequeña y mucho menos vasta de lo que habían planteado las películas originales.


    No puedo terminar este artículo sin decir que hay algo que siempre me ha llamado la atención de la saga. Si era tan tremendamente importante que Darth Vader no descubriera que tenía un hijo, es decir, el futuro de la galaxia dependía de ello, ¿por qué a nadie se le ocurrió cambiarle el apellido a Luke SKYWALKER?


 PARA LA TRIVIA: Para concluir este artículo, les dejo algunos datos de trivia interesantes sobre esta cinta y un par del resto de la saga, así nos entretenemos mientras esperamos El despertar de la Fuerza.
·         Episodio III es la única película de la saga en la que aparece un signo de exclamación en el intro.
·         El Imperio contraataca es la única película de la saga en la que no aparece el planeta Tatooine. Irónicamente, es la primera en la que se menciona su nombre.
·         Episodio III es la única película con un cameo de George Lucas (aparecen él y sus hijas a la entrada de la ópera).
·         En cada una de las películas de la saga, por lo menos una vez, suena el efecto de sonido conocido como Wilhelm Scream.
·         En Episodio III se insertaron escenas reales de la erupción del Monte Etna, que ocurrió en las mismas fechas que la filmación, para ambientar el planeta Mustafar.
·         La tos del general Grievous es la tos real de George Lucas, quien se enfermó de bronquitis durante la filmación.
·         Originalmente, Gary Oldman interpretaría la voz de Grievous; pero se vio forzado a abandonar el proyecto debido al veto que los sindicatos de actores le impusieron a George Lucas desde la década de los 80.
·         La frase más repetida en toda la saga es “I have a bad feeling about this” (“Tengo un mal presentimiento sobre esto”), que básicamente terminó convirtiéndose en un chiste local.




[1] Originalmente se suponía que le habían implantado prótesis biónicas para curar las heridas sufridas en batalla. En la espantosa serie de animación CGI The Clone Wars, la historia cambia y ahora se plantea que Grievous, por su propia voluntad, sacrifica su cuerpo orgánico para obtener las habilidades que le permitan combatir a los jedi.
[2] KAHN, James, El retorno del Jedi, Best Sellers 52, Origen/Planeta, México, 1985. P.66.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario