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martes, 22 de marzo de 2016

ESCRIBIENDO UNA CRÍTICA. El proceso del Cinéfilo incurable.



ESCRIBIENDO UNA CRÍTICA

Cuando terminé la octava página de notas para mi reseña de Terminator 2: El Juicio Final (Cameron, 1991) que me di cuenta de que el proceso quizá se había extendido demasiado. Comencé a repasar cuál había sido exactamente ese proceso, recordé que algunas personas me lo habían preguntado con anterioridad y me di cuenta de que podría ser interesante describir el proceso para escribir mis artículos y reflexionar al respecto. He aquí el resultado de mi análisis.
    Por principio de cuentas, pude distinguir que escribo básicamente cuatro tipos de textos. El primero es la crítica común y corriente, en la que trato de dar una opinión informada sobre alguna película. Por lo general, este tipo de texto es el que le dedico a películas de estreno que voy a ver al cine y sobre las que sólo quiero compartir mis impresiones. O a veces también sobre películas que veo en algún formato casero, pero que no he visto antes. Quizá reviso algún material de referencia, aunque no necesariamente sea uno especializado.
    En segunda instancia están las reseñas. Éstas las escribo sobre películas que ya he visto y que vuelvo a ver para la ocasión. Con frecuencia tomo como pretexto algún aniversario importante, día festivo o el estreno de una nueva entrega de alguna franquicia. Para este caso sí trato de procurarme todas las referencias posibles, programas documentales, detrás de cámaras, libros, revistas y tomo notas de aspectos que me parecen relevantes. La última fuente que reviso siempre suele ser el portal www.imdb.com, que con frecuencia publica datos curiosos de muchas películas clásicas.
    En tercer lugar, están las listas. Aquí trato de hablar brevemente sobre varias películas que pueden clasificarse bajo un mismo tema o criterio. Con frecuencia, en estos textos hablo de manera muy somera sobre las cintas. A veces de verdad la película no da para más; pero otras, sí me quedo con ganas de explayarme un poco más. No es raro que escoja películas que ya han aparecido en estas listas para dedicarles artículos completos ‒en los artículos individuales procuro escribir alrededor de 1000 palabras‒. En este tipo de artículos he escrito cosas como “Las 10 películas más raras que he visto”, “Las peores películas que he visto”, “Copias de Alien” y cosas por el estilo.
    Una especie de “subgénero” de las listas serían los artículos dedicados a sagas o franquicias completas. A veces, tengo mucho material sobre una franquicia de películas y, sobre todo si son pocas entradas, le dedico un artículo individual a cada una, como en el caso Alien o Star Wars. Pero en otros casos, la franquicia simplemente es demasiado extensa y debo abarcar más de diez entradas en tan sólo dos o tres artículos. Es el caso de las sagas de Pesadillaen la Calle del Infierno o Halloween.


    Finalmente, están los artículos de semblanza. En ellos trato de hablar de forma extensa sobre la obra de algún artista del medio del cine en particular. Que yo recuerde, de este tipo de artículos sólo he escrito uno, que fue dedicado a la memoria del maestro de los efectos Stop-Motion Ray Harryhausen cuando falleció.
    Otra pregunta que me han hecho en varias ocasiones es cómo escojo las películas sobre las que voy a hablar. Se trata de una selección completamente arbitraria que obedece a muy distintos factores. Como habrán podido notar, siento predilección por las películas de Horror y Ciencia Ficción; pero se trata de una cuestión de gusto personal enteramente y en realidad estoy abierto a hablar de cualquier película que me llame la atención, sea del género que sea.
    Por supuesto, tiene que ser una película interesante. En la medida de lo posible, evito escribir sobre películas buenas. ¿A qué me refiero? A que prefiero hablar sobre películas que me parecieron muy buenas o muy malas. Las que son simplemente buenas o que sólo cumplen rara vez me parecen interesantes para comentarlas, aunque no por ello me parecen malas o aburridas. Sólo no las puedo usar como tema de conversación.
    Tampoco creo en esa división mamerta entre Cine de Arte y cine comercial. El cine es cine y si una película vende aunque sea un solo boleto para verse, me parece que ya es comercial. Del mismo modo, hasta en la película más palomera y frívola del verano puede haber un subtexto profundo, del mismo modo que en la cinta más independiente y artística se pueden encontrar clichés y concesiones al público o al mainstream.
    Creo en el cine de autor, eso sí. Creo en personas como el Peter Jackson pre-Hobbit, Guillermo del Toro, David Cronenberg, James Cameron, Wes Craven o la primera época de Tim Burton (que termina con El gran pez [2005]). Gente que logró combinar empresas rentables con inquietudes personales y con propuestas no sólo de historias o de temáticas, sino de estéticas e incluso de formas de ver la vida, de filosofías personales.


    En ese sentido, prefiero las películas auténticas. No importa si son buenas o malas, lo que importa es que son honestas. Detrás de ellas hay un discurso, una propuesta sincera y que no pretenden ser más de lo que son. Me parece mucho más honesta y encomiable una película como El vengador tóxico (Herz y Kaufman, 1984), que sabe que no es ninguna obra de arte y lo explota, que cualquier película de Ron Howard, que parece armada con receta para cumplir con las expectativas del público y, sobre todo, de la Academia ‒creo que ya había comentado algo al respecto en mi crítica de El renacido (González Iñárritu, 2015)‒.   
    Ahora, ¿cómo es mi proceso? ¿Cuál es la serie de pasos que sigo para escribir un artículo, de cualquiera de estos tipos, sobre una película? He podido darme cuenta de que el método cambia según la cinta. Aunque mi aproximación a todas ellas es similar, el proceso se adecua al contenido o al discurso que yo quiero transmitir al revisar tal o cual película. Esto, claro está, se refleja en el resultado.
    Tomo notas. Toma muchas notas siempre que puedo... quiero decir, cuando voy al cine me es imposible, pero cuando veo la película en casa siempre me acompaña una tabla de registro y muchas hojas de reúso. Y suelo pausar la película muchas veces o regresar a escenas anteriores para sacar notas. Algunas veces, el visionado de una sola película me ha llegado a tomar hasta cuatro sesiones.
    Siempre trato de ver la película sobre la que voy a hablar, pero he de confesar que algunos artículos, como los de Top 12 de películas de vampiros, el artículo sobre películas de héroes del pulp, o el artículo de tres partes sobre la saga de Elplaneta de los simios los escribí de memoria. De hecho, me sorprende un poco como que pude retener tantos detalles sobre las películas de El planeta de los simios...
    Por lo general, un visionado es suficiente. Pero en casos especiales, como cuando la película tiene más de una versión y las diferencias entre ellas son muy grandes. Es el caso de películas como Alien3 (Fincher, 1992), Blade Runner (Scott, 1982) o Cacería humana (Mann, 1986), en las que las ediciones del director no sólo añaden secuencias; sino que las cambian. En el caso particular de la saga de Star Wars, en la que cada película tiene por lo menos dos ediciones diferentes, vi la película original y después sólo fui viendo los fragmentos donde sabía que había cambios.


    Una vez que tengo las notas, lo primero que escribo de un artículo es ese párrafo, que con frecuencia termina siendo el segundo, en el que narro la anécdota de la película. Así me cercioro de que me quedó claro de qué se trataba. Frecuentemente, también resulta ser el párrafo más difícil de escribir ¿Cómo cuento una película de tal forma que se entienda la anécdota y se vuelva interesante para quien no la ha visto, pero sin espoilearla? Después de tener eso claro, comienzo a revisar mi material sobre la película, si es que quiero hacer una reseña más extensa, y a tomar notas sobre él.
    Regularmente sólo escribo un borrador de cada artículo. Trato de terminarlo y dejarlo reposar por uno o dos días para después hacer la corrección de estilo estando más despejado. Casi siempre, durante ese día me despejo buscando imágenes para ilustrar el texto.
    Parecería que no, pero esta tarea suele ser difícil. Encontrar imágenes de libre acceso, de buen tamaño, con buena calidad, que ilustren justo los puntos que estoy tratando en mi redacción y que no spoileen la película no siempre es fácil. Al principio, con una imagen del poster de la película me daba por bien servido; pero conforme fue pasando el tiempo, fui agregando más y más... porque además son un buen gancho para los motores de búsqueda en línea.
    Para finalizar, armo todo en blogger tratando de poner enlaces a otros artículos del blog.
    Gracias por leer mi blog. Realmente me gusta mucho compartir mis opiniones sobre mis películas favoritas con otras personas. Del mismo modo, si tienen sugerencias de películas que les gustaría que revisara o quieren proponer algún tema en especial, siéntanse libres de hacerlo. Espero que hayan disfrutado esta entrada, un tanto diferente a lo que suelo escribir.



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domingo, 6 de marzo de 2016

DONNIE DARKO. "LA" Película de Culto.


DONNIE DARKO

Richard Kelly, 2001

Existen dos versiones de esta película. La edición regular de 113 minutos de duración y la Edición del Director de 133 minutos. Esta crítica es sobre la edición regular.

¿A qué se refiere el término “película de culto”? Según yo, para que una película se vuelva “de culto”, que no es lo mismo que “de arte” o “de autor” o “independiente” ‒términos que siempre me han parecido falaces‒, debe reunir ciertas características: Por principio de cuentas, debe ser poco conocida. También es recomendable que trate de algún tema poco popular o polémico, o que trate un tema convencional de forma polémica. Pero, sobre todo, lo que lleva a una película al estatus de “culto” es una nutrida legión de fans que, con frecuencia, pertenecerán a algún sector de la cultura “alternativa” y para los que la película significa un antes y un después en sus vidas... o algo así.


    Y Donnie Darko cumple cabalmente con todas esas características.
    La película trata sobre Donnie Darko (Jake Gyllenhaal, que ya se ve un tanto grandecito para el papel, pero qué le va uno a hacer), un adolescente depresivo de un típico pueblito suburbano clasemediero estadounidense ‒sí, de ésos que ya no existen más que en las películas‒ que vive en una familia tan disfuncional como típica ‒o eso me han enseñado Los Simpson‒: Los padres trabajan, aunque ella es una neurótica llena de estrés y el padre un desobligado, la hermana adolescente mayor (Maggie Gyllenhaal, hermana de Jake en la vida real) se la vive en la fiesta y la hermanita más pequeña es miembro de un equipo de porristas. Todo parece normal hasta que la turbina de un avión, de manera completamente inexplicable, cae una noche sobre el cuarto de Donnie. Menos mal que él no se encontraba dentro porque había salido de la casa persiguiendo a su amigo imaginario, Frank el Conejo (James Duval), un tipo metido en una escalofriante botarga de conejo, que se le aparece a Donnie en visiones para alertarlo sobre el Fin del Mundo con una voz tan serena y aterciopelada como perturbadora. Por órdenes de Frank, Donnie comienza a investigar cómo viajar en el tiempo para así salvar a la humanidad. Pero... ¿realmente está pasando todo esto o es sólo la alocada imaginación de Donnie en acción? ¿Es Donnie un héroe en ciernes o se trata sólo de un psicópata latente a punto de estallar?


    Y ya con esa sinopsis uno puede hacerse a la idea de que esta película es extraña y  muy densa. Y de verdad lo es. Densa y quizá más profunda de lo que uno podría imaginar. No sólo por toda la cuestión de los viajes en el tiempo y la psicología de Donnie que parece olla express, sino por el montón de detalles que adornan la historia y que vuelven a los personajes complejos y reales.


    Creo que al final el discurso de viajes en el tiempo y todo eso viene siendo lo menos importante... o bueno, no, porque en realidad ése es el hilo conductor de toda la historia. Pero es que en esta peli pasan tantas cosas. De verdad es como para que a uno le explote el cerebro.
A pesar de todo, la narrativa es lo suficientemente ágil como para mantenerlo a uno interesado todo el tiempo y en todas sus líneas argumentales simultáneamente. Eso es saber contar una historia.

    
    Y precisamente creo que son todos los elementos satelitales los que enriquecen la película y los que logran crear toda una mitología, todo un universo aparte... que es el nuestro, pero retorcido. O quizá no retorcido, sino sólo entendido con el cinismo y la desesperanza de los que fuimos adolescentes a finales del siglo pasado. O de los que lo fueron en la época en la que se ambienta la historia, finales de los 80, porque de hecho, me parece una cinta pionera en el retro de esa época.


    Eso fue algo que me gustó mucho de la cinta. La forma en la que mira la adolescencia. Ni cae en el amarillismo de Kids: Vidas perdidas (Clark, 1995) ni en lo ramplón ‒aunque divertido‒ de American Pie: Tu primera vez (Weitz, 1999). Los chavos en esta película son inteligentes, irónicos y ácidos... y uno de ellos podría ser un asesino seriala punto de empezar su carrera criminal. Me recordó un poco al tono de Daria. Y si películas como Quadrophenia (Roddman, 1979) hablan del desmadre de ser adolescente y de las pandillas, Donnie Darko habla de cosas más oscuras como el rechazo social, el bullying, la melancolía y que quizá, aun peor que ser delincuente juvenil, es estar completamente solo.


    Al final, Donnie es un muchacho buscando respuestas en una sociedad que es incapaz de dárselas. Padres, profesores, amigos. Todo mundo tiene respuestas y consejos, todo mundo parece saber cómo se hacen las cosas y todo mundo responde. Pero nadie le dice a Donnie lo que de verdad necesita saber.


    Y hablando de oscuridad ¿Esta película es oscura o qué? Me refiero a que la fotografía es oscura. Aun cuando las escenas son diurnas, están filmadas de tal forma que se crean interesantes claroscuros y sombras que generan no sólo una atmósfera, sino que reflejan el estado de ánimo de los personajes de un modo que el cine expresionista podría envidiar.
    Al mismo efecto contribuye el maravilloso soundtrack constituido por música ochentera y música nueva ‒bueno, bueno, nueva para cuando salió la película‒ con estilo retro.


    En oposición, se pueden mencionar los efectos visuales cuya manufactura dependió enteramente de la animación digital... ¡Y qué mal han envejecido!
    Así pues, la película es difícil de clasificar. Tiene elementos de película de terror adolescente ‒incluso hay sendas referencias a Stephen King‒, pero también tiene mucho de Ciencia Ficción y de drama familiar. También algunas escenas apuntan hacia la comedia estilo Teen Movie... pero siendo justos, también tiene algo de película de aventuras y mucho de Film Noir.


    En general, me gusta decir que se trata de un thriller, uno bastante heterodoxo. Lo mantiene a uno atento al montón de cosas que pasan en él durante su hora y cuarenta y cinco minutos de duración. Y siguiendo con el mood, creo que la principal cuestión que trata la cinta es precisamente aquélla que a todo el que ha sufrido una depresión adolescente le cruzó alguna vez por la mente: ¿Si muriera en este momento, cambiaría algo? ¿Le importaría a alguien? ¿Mi vida tiene algún propósito? Donnie descubrirá que la única respuesta que verdaderamente necesita, es la de estos cuestionamientos. Descubrirá que sí tiene un propósito en la vida. Y será devastador.

  


PARA LA TRIVIA: Para añadir un toque psicótico al personaje, Jake Gyllenhall rara vez parpadea en pantalla.