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martes, 14 de junio de 2016

LAS ISLAS DEL Dr. MOREAU. Un archipiélago de terror. Primera parte.

LAS ISLAS DEL Dr. MOREAU

Cuando tenía once o doce años me volví muy afecto a la literatura de Ciencia Ficción. Para cuando terminé la secundaria, creo que ya me había chutado todo H.G. Wells y gran parte de Edgar Allan Poe… digo, en su mayoría Poe no escribió Ciencia Ficción, pero ustedes entienden el punto. La isla del Dr. Moreau, justamente, se había convertido en mi obra favorita de Wells. Recuerdo que un par de años antes, casi en su estreno, vi la película de John Frankenheimer y me encantó; pero cuando leí la novela me enamoré de ella.
    No sólo se trata de la terrorífica historia acerca de un científico renegado que busca crear una raza de seres humanos superiores a partir de bestias salvajes a las que somete a brutales experimentos; sino que, como toda la obra de Wells, está imbuida con una ácida y filosa sátira social. La novela diserta sobre temas como la autoridad, el contrato social, la religión, las leyes y el tabú.
    Con motivo del centésimo aniversario de la novela de H.G Wells, que además coincide con el vigésimo aniversario de la adaptación cinematográfica de Frankenheimer, me di a la tarea de revisar otras versiones para la pantalla basadas en este gran clásico de Wells y escribir sobre ellas.


1.- LA ISLA DE LAS ALMAS PERDIDAS (Island of Lost Souls)

Erle C. Kenton, 1932

La primera adaptación a la pantalla grande de La isla… se produjo cuando el autor aún se encontraba con vida y, de hecho, quedó muy poco complacido con los resultados. Tanto así que, a pesar de haberse apalabrado con Paramount Pictures para que adaptaran su novela El hombre invisible, Wells se retractó y le vendió los derechos a Universal Pictures.
    Según se sabe, el escritor británico se sintió muy molesto porque la película no incluía prácticamente nada de su discurso político y más bien se trataba de un melodrama de aventuras con elementos de Ciencia Ficción y Horror. Pero como tal he de decir que es súper efectivo.


    La película sólo toma la propuesta de la novela como pretexto y se desarrolla en una dirección un tanto diferente. Narra la historia de Edward Parker (Richard Arlen), quien es rescatado de un naufragio por Montgomery (Arthur Hohl), un hombre educado y alcohólico que lleva a Parker a una desconocida isla habitada por extrañas criaturas mitad hombre-mitad bestia. La isla y los humanimales ‒que es el nombre que les dieron los fans, porque en ninguna de las películas ni en la novela se les llama así‒ son gobernados por el carismático pero siniestro Dr. Moreau (el genial Charles Laughton). Sobreprotegida por Moreau, en la casa principal habita la sensual y misteriosa Lota (Kathleen Burke), quien pone en un serio conflicto a Parker. Conforme pasan los días, el náufrago descubre que Moreau tiene sus propios planes para él y Lota. Por suerte Ruth (Leyla Hams), la prometida de Parker, ha iniciado una arriesgada expedición para rescatarlo, pero ¿podrá encontrarlo antes de que Moreau cumpla con sus perversos fines?
    Como puede advertirse, se incluyó en la película una subtrama completamente original que nunca apareció en el texto de Wells. Toda la cuestión de la prometida al rescate ayuda a darle más dinamismo a la película, además de que rompe con el típico cliché de la damisela en apuros. En realidad, son varias las películas en la década de los 30 en las que se muestra a mujeres audaces y liberadas.


    Por no mencionar a Lota, un personaje hipersexualizado de los que dejarían de existir en el cine estadounidense de las décadas posteriores gracias al Código Hays. El caso de este personaje es muy interesante, pues en la novela jamás se menciona a ninguna mujer-felino y, sin embargo, desde su aparición en esta película el personaje quedó permanentemente ligado a la mitología de La isla…
    El personaje de Montgomery, aunque un poco más maduro a como lo describe Wells en su texto, es bastante cercano al planteado por éste. Se trata de un médico fracasado, oscuro y alcohólico al que torturar a los pobres humanimales parece aliviarlo de la tortura que le infligen sus propios demonios internos y que, finalmente, encuentra cierta redención al rebelarse contra su amo.


    Y, ahora que lo pienso con detenimiento, este Montgomery bien pudo servir como inspiración para el personaje de Robert Muldoon como aparece en la novela de Michael Crichton, Parque Jurásico.
    Me encanta la secuencia en la que los humanimales, guiados por el Predicador de la Ley (Bela Lugosi en uno de sus mejores papeles, aunque breve), se vuelven contra Moreau y lo persiguen por la jungla hasta el palacete que él llama su Estación de Investigación Bio-Antropológica y, ultimadamente, al laboratorio que desde la novela recibió el sugerente nombre de la Casa del Dolor. 


     La fotografía de Karl Struss que dota a la película de vida gracias a preciosos claroscuros y una atmósfera siniestra y misteriosa, y convierte a esta secuencia de la rebelión en una escena de verdadero horror, permitiendo además apreciar los variopintos e ingeniosos maquillajes que dan vida a los humanimales. Y sí, quizá la mayoría no pase de tener tumores indefinidos hechos con masilla en la cara o el rostro cubierto por pelambre y colmillos falsos; pero aun así se ven bien y su imagen en pantalla es poderosa. Además de que Moreau recibe un castigo ejemplar.
    De todas las cintas que han adaptado la novela de Wells, ésta es la que más se acerca al procedimiento descrito por el autor para crear a los humanimales. Según esta película, cuya psopuesta se basa en la morfologíoa embrionaria, todos los organismos tienden hacia el ser humano. Para manipular su desarrollo, Moreau usa cirugía plástica, radiación, remoción de órganos y glándulas, y transplantes y transfusiones. Es por esta razón que, tanto en la cinta como en la novela, la mayoría de los humanimales son híbridos de varias especies.


    Las actuaciones son bastante buenas. Sobre todo, me gustaron las interpretaciones de Laughton como un Dr. Moreau cínico y perverso, y la de Bela Lugosi como un Predicador de la Ley muy distinto al que aparece en la novela ‒en el texto original se trata de un animal indefinido con un aspecto vagamente similar al de un Bedlington Terrier‒. El personaje creado por Lugosi es mucho más grandilocuente y brillante que su contraparte literaria.
    La subtrama de la prometida de Parker al rescate es interesante y está bien lograda. Se siente un poquito fuera de lugar por momentos; pero al final se integra bien a toda la narración.


    En conclusión, se trata de una gran película que, si bien se aleja de su fuente original ‒de hecho, si uno se fija, es más parecida a una adaptación de La tempestad, de William Shakespeare‒, es un clásico del género que tan de moda estuvo en esa época. Es entretenida, intrigante, y bastante liberal y alocada, y se disfruta de principio a fin. Además, es un melodrama de aventuras; pero también tiene Ciencia Ficción, Horror, Acción y Romance.


Guión
1
Dirección
1
Actuación
2
Fotografía
2
Música
2
TOTAL
8

PARA LA TRIVIA: La película fue prohibida en el Reino Unido hasta 1958, territorio en el que fue considerada demasiado perversa y retorcida. Cuando las autoridades argumentaron que la película era “contra-natural”, la actriz Elsa Lanchester ‒esposa de Laughton y a quien recordamos por su inmortal interpretación como la Novia de Frankenstein‒ contestó: “Claro que es contra-natural. ¡Igual que Mickey Mouse!”.
    A la fecha, la exhibición en salas de cine de esta película sigue prohibida en Suecia... pero por un hueco legal, esta prohibición no aplica para los formatos caseros ni la transmisión por TV.






2.- LA ISLA DEL Dr. MOREAU (The Island of Dr. Moreau)

Don Taylor, 1977

Estoy casi seguro que fueron los avances logrados en el maquillaje de caracterización por la saga original de El planeta de los simios (1968-1973) lo que animó a los ejecutivos de American International a producir esta segunda versión de la novela de Wells. Esta cinta retoma pocos elementos de su predecesora; pero tampoco sigue muy fielmente el texto original. Aunque eso sí, es propositiva en cuanto a la anécdota y a los elementos nuevos que incorpora.
    Me parece muy interesante que, siendo el polímata H.G. Wells una de las más importantes figuras en la literatura inglesa, ésta sea la única película con producción británica basada en La isla... También encuentro harto curioso que esta versión sea la única ambientada en una época cercana a la época de la novela (el texto se publicó a finales del siglo XIX, la película está ambientada en la época de la Primera Guerra Mundial).



    La trama es básicamente la misma. En ella, Andrew Braddock (Michael York, interpretando un papel que fue rechazado por David Carradine y por él mismo varias veces antes de aceptarlo), el ingeniero de un barco a vapor, naufraga hasta una isla desconocida. La isla es habitada por el misterioso, aunque didáctico, médico renegado Paul Moreau (Burt Lancaster interpretando el papel que fue ofrecido a prácticamente cada actor británico disponible y fue rechazado por todos); su asistente, el alcohólico y sarcástico mercenario Montgomery (Nigel Davenport); y su bella hija adoptiva, María (Barbara Carrera). Pero ellos no son los únicos habitantes de la isla, pues un clan de híbridos animales-humanos creado por Moreau vive en la densa jungla adorándolo como a un dios en un precario equilibrio social que está a punto de desmoronarse con la llegada de Braddock.
    En todo sentido, esta película es mucho más arriesgada que su predecesora. Es menos pudorosa y más perversa. Tiene un tono más oscuro que la anterior, lo que es irónico porque deja los elementos de horror un tanto de lado, aunque empieza en un tono más épico. Pero la atmósfera es más sórdida, los personajes son más perversos y hasta Montgomery parece más ebrio.



     De entre todos ellos, llama particularmente la atención Moreau, quien es mucho más humano que en otras encarnaciones. Este Dr. Moreau se ajusta menos al modelo de científico loco que el interpretado por Laughton y es más ecuánime, centrado e incluso generoso... hasta que descubre que Maria se ha enamorado de Braddock y planea huir con él. El triángulo amoroso entre los tres personajes es una de las características únicas de esta película y es el detonador de una subtrama interesante que quizá peque de inverosímil, pero que al menos es bastante original.
    En esta versión, Moreau utiliza cirugías y transplantes para crear a los humanimales; pero sobre todo usa un suero que altera el desarrollo de los animales y los convierte en criaturas humanoides, y que funciona con base en los estudios sobre el desarrollo embrionario de Charles Darwin. Lo que yo entiendo como una especie de versión rudimentaria de la terapia de genes. Y, de hecho, sigue retomando un poco la idea original del texto de Wells.



    Los humanimales son muchos menos que en la película de los 30; pero se ven mejor, pues el maquillaje con prostéticos funciona bastante bien ‒los actores debían estar en la sala de maquillaje a las 4:00am para poder empezar a filmar a las 7:00‒. Además, aunque difícilmente son una docena, la producción logró fotografiarlos de tal manera que se vieran como si fueran más. Las especies están más definidas ‒claramente se pueden identificar un bisonte, un jabalí, un mono o una hiena, por citar algunos‒ y son personajes un tanto más complejos. Además, es muy interesante que, en una escena de la película, uno de ellos pide que lo maten para ser liberado de su sufrimiento... lo que hace ver a Moreau como un personaje mucho más oscuro aún.
    Otro elemento que me gusta de esta cinta es que hacen mucho más evidente la degeneración de los humanimales. En la novela, tras la muerte de Moreau, sus criaturas regresan a un estado cada vez más salvaje que es una metáfora sobre la degradación social. Aunque la regresión había sido planteada en la versión de los 30 con el personaje de Lota, en esta versión es mucho más explícita y básicamente da a entender que los hombres-bestia no podrán sobrevivir sin su creador.



    La primera vez que vi esta película debo haber estado en los últimos años de la adolescencia. Previamente había leído la novela y visto la versión de 1996, y recuerdo que esta versión no me gustó en absoluto. Ya en posteriores visionados la he ido entendiendo mejor y le he agarrado gusto. Quizá sea el hecho de que es tan diferente a la novela, o que el ritmo es más pausado, o que a la fecha toda la subtrama de la transformación de Braddock sigue sin convencerme demasiado.
    Empero, hay otra serie de elementos de esta versión que me encantan. El primero de ellos es su falta de pudor y el subtexto erótico de todo el asunto. Barbara Carrera se ve muy guapa y es interesante la vuelta de tuerca que le dan a su personaje con respecto a Lota en la versión de 1932.



    También me gusta mucho el look de la isla ‒filmada en locación en las Islas Vírgenes‒ y el de la mansión de Moreau que es un tanto más “campestre” que en otras versiones.
    Me parece interesante que en esta versión es M’Ling (Nick Cravat), el sirviente de Moreau que está presente en la novela y en las tres adaptaciones fílmicas, el precursor de la rebelión de los humanimales.
    También me gusta que en esta película ya aparecen, al menos esbozados, algunos de los hombres-bestia que Wells describe en el libro, destacando entre ellos el hombre-hiena, que en la novela es enemigo mortal de Prendick, y que en esta película es el último mutante al que se enfrenta Braddock antes de poder huir de la isla.



    ¡Y me encantan los stunts de hombres-bestia peleando contra animales salvajes como tigres y leones!
    Finalmente, creo que lo que más me gusta de esta película es el factor nostalgia, pues tiene ese feeling de película de domingo en Canal 5… aunque no recuerdo que la pasaran nunca.

Guión
1
Dirección
1
Actuación
1
Fotografía
2
Música
1
TOTAL
6

PARA LA TRIVIA: Esta película es en realidad la segunda parte de una trilogía de American International Pictures dedicada a H.G. Wells. La primera parte fue El alimento de los dioses (Gordon, 1976) que, a pesar de sus limitados efectos especiales es bastante decente; y la tercera, El imperio de las hormigas (Gordon, 1977) protagonizada por Joan Collins.





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