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martes, 17 de septiembre de 2013

MILLENIUM 3: LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE. La épica conclusión de la saga de Stieg Larsson.



MILLENIUM 3: LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE

Luftslottet som sprängdes


Daniel Alfredson, 2009

La épica conclusión de la Trilogía Millennium es un viaje que remueve hasta lo más profundo de la sociedad sueca. No sólo es el descenso al Mäelstrom que supone el pasado de Lisbeth Salander (Noomi Rapace), sino un laberíntico recorrido por una caja de Pandora llena de complots políticos y espionaje internacional. Luego de que el final de La chica que soñaba con un cerillo y un galón de gasolina (Alfredson, 2009) nos dejara en suspenso sobre el incierto futuro de la hacker, y con más preguntas que respuestas sobre su pasado, todos los cabos sueltos se atan en esta cinta que, a diferencia de las anteriores dos, está mucho más equilibrada en cuanto a sus dosis de acción y suspenso.
    Lisbeth Salander se recupera del ataque de Alexander Zalachenko (Georgi Staykov) en un hospital de Estocolmo. Custodiada fuertemente por la policía, pues sigue siendo la principal sospechosa de los asesinatos de Dag Svensson (Hans Christian Tulin) y Mia Bergman (Jennie Silfverhjelm), Salander se encuentra además impedida físicamente para escapar e incomunicada del resto del mundo. En el cuarto de al lado se encuentra en recuperación Zalachenko, quien buscará terminar con Lisbeth de una vez por todas. Ahora más que nunca, la hacker necesitará de los pocos amigos que le quedan para salvar su vida, limpiar su nombre y desenmascarar a los traidores del gobierno sueco.

    Recuerdo que cuando leí esta novela disfruté enormemente cómo Larsson jugaba con la tensión en la primera parte del libro. El suspenso de quién podría caminar primero, Salander o Zalachenko, y qué haría cuando pudiera caminar era simplemente magistral. Por desgracia, dicho suspenso se perdió completamente al adaptar la obra al cine. En realidad creo que toda la primera parte de la peli transcurre demasiado rápido y es por esta razón que el suspenso no se genera como debería.
    De hecho, el ritmo es tan acelerado que la muerte de Zalachenko y el descubrimiento de los conspiradores dentro de las altas esferas del gobierno sueco pasa casi desapercibido. Francamente, el malvado Salla merecía un fin mejor. Básicamente todos los eventos del libro están consignados en la película, pero la mayoría se ven a vuelo de pájaro para economizar tiempo, y algunos como la salida de Erika Berger (Lena Endre) de Millennium y el subsecuente acoso del que se vuelve víctima, son adaptados para no desviar la atención del público.

    Y éste es el principal defecto de la película, creo yo. Adaptar un libro de casi 900 páginas (es el más largo de los tres) a una película de dos horas y media debe ser una tarea colosal. Más cuando hay tantas subtramas, líneas argumentales tangentes, detalles, personajes y tonos diferentes.
    En el caso del tono creo que la cinta tiene su mayor acierto. La primera cinta era casi al cien por ciento una novela detectivesca al más puro estilo de Sherlock Holmes; un thriller hecho y derecho, vamos. La segunda entrega, con la persecución de Salander, la cacería de Ronald Niederman (MIcke Spreitz) y el espionaje a la redacción de Millennium, aunque seguía con el estilo de folletín detectivesco, se enfocaba más hacia la acción. En esta tercera cinta tenemos ambas cosas de forma bastante equilibrada. Así, a pesar de que la trama se vuelve complicada de seguir por momentos, la película atrapa al espectador (ya después se pone uno al corriente) desde el inicio hasta el final.
    Al igual que en las entregas anteriores, las actuaciones están en muy buen nivel, los actores se ven cómodos en sus personajes y la mancuerna Nyqvist-Rapace sigue teniendo una química envidiable; a pesar de que en esta película es en la que pasan menos tiempos juntos en pantalla.

    De hecho, esa es la fortaleza del libro que logró mantenerse en la cinta. Cada uno de las novelas de la trilogía se basa en la exploración de diferentes tipos de relaciones entre los dos personajes centrales. En esta tercera parte, tanto en la novela como su versión fílmica, se explora la dinámica de los personajes cuando se encuentran inminentemente separados.
    Al mismo tiempo, después del impactante final que tuvo Salander en la película anterior, se desarrolla al personaje y se le plantea como un ser humano complejo y frágil. Se derriban las barreras que ella misma había levantado en la primera cinta y se nos permite ver la relación causa-efecto en la creación de la personalidad de Lisbeth salander. Y, mucho más importante para ella misma, descubre que necesita tanto a los demás como los demás necesitan de ella; en especial de Blomkvist (MIkael Nyqvist).

    Así pues, la película sigue manteniendo el estándar de calidad de las dos partes anteriores, pero aquí sí se siente un poco la prisa por terminar. Y en realidad ésa es la púnica queja que tengo al respecto… Bueno, ésa y que los efectos de maquillaje siguen siendo bastante malitos. Al final, con las prisas y el montón de eventos que suceden en la película, el meollo del asunto termina diluyéndose.
    Aunque eso sí debo reconocerlo: Es uno de los mejores finales de trilogía que he visto en cine últimamente. Redondo, conciso y alejado de los trillados clichés del melodrama. De hecho, es tan bueno que es uno de esos finales en los que uno empieza a lamentarse porque no quiere que se acaben…   

PARA LA TRIVIA: Al momento de su muerte, Stieg Larsson dejó inconcluso el manuscrito de un cuarto libro de la serie Millennium. Por desgracia (o por fortuna, según quiera vérsele),los encarnizados pleitos legales que por las regalías de la franquicia Millennium han librado la exesposa de Larsson y su última pareja han impedido que cualquier proyecto por terminar el libro se vea concretado. A la fecha no se ha revelado detalle alguno sobre la trama o los personajes que aparecerían en esta cuarta novela.

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