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viernes, 28 de junio de 2013

INDIANA JONES Y LA ÚLTIMA CRUZADA. La aventura de los doctores Jones y el regreso de los Nazis ocultistas.


INDIANA JONES Y LA ÚLTIMA CRUZADA
Indiana Jones and the Last Crusade

Steven Spielberg, 1989

La última entrega de la trilogía original de Indiana Jones retomó muchos elementos, personajes y situaciones de la primera parte, y casi ignoró completamente la segunda. El guión es más complejo y logra una mezcla de acción, aventura y comedia casi tan equilibrada como la de la primera parte. También tiene un cierto sabor como a película de James Bond, influido por la incorporación al elenco de Sean Connery (incluso Allison Doody, quien interpreta a la Dra. Schneider, debutó como Chica Bond en 007: En la mira de los asesinos [Glen, 1985]) pues, como chiste local, Spielberg siempre se refirió al agente secreto británico como el padre de Indiana Jones.
    En 1938, Indiana Jones (Harrison Ford) es contactado por el multimillonario Walter Donovan (Julian Glover) para colaborar en una expedición que pretende encontrar el Santo Grial. Jones se rehúsa hasta enterarse de que el anterior líder de la expedición, capturado por los Nazis, no es otro sino su propio padre, el Dr. Henry Jones (Sean Connery). Así, con la ayuda de viejos aliados como Marcus Brody (Denholm Eliott) y Sallah (John Rhys-Davies), y de algunos nuevos como la bella Dra. Elsa Schneider (Allison Doody) —¡Ah, cómo hay gente con posgrados en esta película!— Jones se embarcará en una nueva aventura que lo llevará desde las soleadas calles de Venecia hasta la desértica Tierra Santa, pasando por el Festival de la Cultura Aria en Berlín.
    Los primeros quince minutos de película, los realizadores quisieron hacer una especie de retrospectiva, mostrando a Indiana Jones (en estas secuencias interpretado por el prematuramente fallecido River Phoenix, hermano mayor de Joaquin Phoenix) cuando era un adolescente miembro de los Boy Scouts. La escenita es simpática, eso que ni qué, tanto como que dio pie a la creación de una serie de televisión (Las aventuras del joven Indiana Jones [1992]) de corto tiempo de vida. Esta especie de prólogo es bastante entretenido, sobre todo si se deja la verosimilitud completamente de lado… pero qué más da, si ya lo hicimos con las dos películas anteriores, ¿qué no?

    Además, se dan explicaciones innecesarias como cómo fue que Indiana aprendió a usar el látigo, cómo se hizo la cicatriz de la barbilla, de dónde desarrolló su fobia hacia las serpientes, o cómo consiguió su legendario sombrero… ¡Y todo eso en quince minutos!
    El gancho para vender esta película al público fue la aparición de Sean Connery como el papá de Indiana Jones, y en ese sentido la peli cumple. De hecho, ambos actores tienen muy buena química en pantalla y es muy divertido ver las situaciones chuscas y embarazosas en las que el atolondrado profesor de Literatura Medieval mete a su hijo, quien ahora además de los enemigos y obstáculos del camino, deberá lidiar con su padre, emocionalmente distante y más afecto a las bibliotecas que a las aventuras.
    A diferencia de la peli anterior, el sentido del humor es más mesurado y mucho más puntual y básicamente se apoya en el timing entre Ford y Connery, más que en las situaciones. Supongo que quien escribió la película reparó en la necesidad de crearle algún impedimento tipo kriptonita a Jones y lo encontró en su padre, quien suele estorbar más que ayudar. Así pues, la vis comica de esta cinta resulta mucho más afortunada que la de su predecesora.

    Algunas escenas cómicas resultan muy divertidas. Sólo por citar algunas, puedo recordar cuando Indiana y su padre son prisioneros dentro de un castillo austriaco y cómo la torpeza de Henry resulta en el incendio de toda una sala, o la escena en la que los Nazis destruyen el automóvil que el cuñado de Sallah le había prestado. Y, sin duda una de mis favoritas, el encuentro cara a cara entre Indy y Adolf Hitler… no tiene precio.  
    El argumento de esta cinta es bastante más complejo que el de las anteriores, pues hay muchas vueltas de tuerca, muchos cambios de lealtades y muchos partidos oponiéndose a la búsqueda de los Jones.
    Aprendiendo de sus errores de la segunda entrega, la tercera sí fue muy cuidada en cuanto a los detalles y tanto los efectos especiales como las escenas de acción están a la altura de la primera cinta. En esta entrega de la saga, tanto escenarios como vestuarios y utilería se ven mucho más auténticos (de hecho, la mayoría de los uniformes utilizados por los Nazis en la cinta eran verdaderos uniformes Nazis de la Segunda Guerra Mundial), desde la recreación de un zeppelín alemán hasta la genial pelea entre Jones y el sádico coronel Vogel (interpretado por Michael Byrne, otro británico…) a bordo de un tanque blindado.

    En cuanto a los efectos especiales, éstos están mucho mejor hechos que en la segunda cinta y llegan incluso a compararse con los de la primera. También es interesante notar que Willow (Howard, 1989) y esta película fueron las primeras en las que Industrial Light & Magic, la compañía de efectos especiales de George Lucas, utilizaría imágenes completamente generadas por computadora. En esta cinta específicamente se utilizó CGI en la escena del “salto de fe”, cuando Jones tiene que caminar sobre lo que parece ser aire a través de un puente oculto por la perspectiva de la cámara.
    También me parece que las escenas de acción y los stunts en esta cinta son los mejores de toda la saga, además de que, influidas como ya lo dije anteriormente por James Bond y por la saga de Star Wars, son bastante más complejas y dinámicas que en las cintas anteriores de Indiana Jones. La escena de la persecución de motocicletas en la frontera austro-alemana es sensacional.
    Esta película resulta un buen cierre de trilogía. Conecta el hilo conductor de la historia con la primera cinta y le da a la saga redondez y conclusión. En general las tres películas me han resultado siempre bastante agradables, las tres tienen sus altibajos; pero en términos generales mantienen un nivel de calidad que las convierte en un epítome del género de aventuras. Creo que la única saga actual que podría comparárseles serían las películas de Piratas del Caribe (2003-2011), aunque su impacto cultural ha sido mucho menor.

    El mismo Steven Spielberg declaró en una ocasión que hizo esta película por dos razones: Pro principio de cuentas, quería redimirse después de las duras críticas que recibió la segunda parte. En segunda instancia, la hizo para cumplir con el compromiso que ya había establecido de antemano con Lucas de que Indiana Jones seria una trilogía. A pesar de todo, Spielberg también ha admitido que esta tercera entrega es su película favorita de la trilogía y tanto la crítica como la fanaticada concuerdan con él, considerándola la mejor cinta de la saga.
    Lo único que podría arruinar esta trilogía sería una innecesaria cuarta parte…

PARA LA TRIVIA: La idea original de George Lucas para esta cinta era situarla en una mansión victoriana embrujada. Sin embargo, en las primeras reuniones para la preproducción, Steven Spielberg disuadió a Lucas de esta popuesta, pues en ese entonces acababa de escribir Juegos diabólicos (Hooper, 1982) y no quería hacer algo similar.

miércoles, 26 de junio de 2013

JUEGOS MACABROS. Los seis primeros capítulos de la saga de Saw.


JUEGOS MACABROS: LA SAGA DE SAW

Atendiendo a la petición de un amigo que casualmente coincidió con mi interés personal, me aboqué a la tarea de revisar a detalle cada una de las entregas de la saga de películas de horror más exitosa de todos los tiempos. El éxito de la saga de Saw ha sido tal que, desde su estreno y como lo hicieran las pelis de Viernes 13 en su momento, prácticamente cada año se estrenó una secuela.
    Lo que sí debo decir es que fue un tanto difícil para mí escribir la segunda mitad de este artículo, pues la verdad me costaba trabajo recordar de qué se trataban las últimas tres películas… al final todas terminaron siendo prácticamente iguales. Del mismo modo, con tantas vueltas de tuerca en la historia, me resultó complicado escribir la sinopsis de cada película de forma que sonara coherente sin revelar demasiados spoilers.
    Todas las entregas de la saga han tenido sus aciertos y sus lados flacos, y algunas son mucho más memorables que otras. Así pues, he aquí mi crítica de cada una de las películas de la franquicia Saw.

1.- JUEGO MACABRO
Saw, James Wan, 2004.
Dos hombres encadenados, una llave, un teléfono celular, dos seguetas y un cadáver en el piso de un cuarto de baño abandonado es lo único que se necesita para crear un nuevo clásico del cine de horror.
    El Dr. Lawrence Gordon (Cary Elwes) y el fotógrafo Adam Faulkner (Leigh Wannell), supuestamente desconocidos el uno del otro, se despiertan encerrados en el citado cuarto para descubrir que han sido secuestrados por el asesino serial (técnicamente no lo es, pues nunca ha matado a nadie) conocido como Jigsaw, quien les propone un sádico juego del que sólo uno de ellos podrá salir vivo. Mientras tanto, el detective David Tapp (el siempre genial Danny Glover), quien vive obsesionado con la idea de atrapar a Jigsaw, le sigue la pista y ahora está más cerca que nunca de atraparlo.
    El proyecto que dio origen a esta peli fue como una bola de nieve que creció cada vez más y más. Wan y Wannell, creadores de la cinta, filmaron un cortometraje de diez minutos en el que condensaban la propuesta de Saw, y el resultado fue genial. Utilizaron este corto para recaudar fondos de diversos productores y convertirlo en un largometraje. Una vez que hubieron filmado el largometraje, pretendían que saliera a la venta directamente en DVD; sin embargo, tras proyectarlo en el festival de Sundance, atrajeron la atención de Lionsgate, casa productora que se animó a distribuir la peli en cines.
    Es cierto que mucho del éxito de esta película se debió a su incorporación de elementos del cine gore, que más bien solía ser una cosa medio underground, al mainstream cinematográfico. Este filme, para bien o para mal, comercializó el cine de descuartizamientos y destripados, y lo puso al alcance del espectador consumidor de palomitas.
    Sin embargo, el verdadero logro de la cinta es sin duda su guión. Se trata de un thriller policiaco altamente efectivo y altamente inteligente, en el que las vueltas de tuerca están a la orden del día. Una narrativa dinámica y no del todo lineal, y personajes típicamente melodramáticos, pero escritos con mucho cuidado, dan como resultado un genial filme de suspenso cuya llamativa envoltura de hiperviolencia logra atrapar al voyeurista dentro de cada espectador.


2.- JUEGO MACABRO II
Saw II, Darren Lynn Bousman, 2005.
Conociendo el hecho de las ganancias exponenciales, absurdas, ridículas y hasta obscenas que generó la cinta anterior; no es de extrañar que apenas un año después de estrenar la primera parte, los productores decidieran lanzar una secuela. De los dos creadores originales del concepto Saw, sólo Leigh Wannell permaneció a bordo.
    Tras encontrar a la última víctima de Jigsaw, el detective Eric Matthews (Donnie Wahlberg) sigue las pistas que lo llevan a descubrir el paradero del sádico genio y a arrestarlo casi sin esfuerzo alguno. Pero como las cosas no podían ser tan simples, Matthews pronto descubre que Jigsaw se dejó atrapar como parte del plan de su nuevo juego. Esta vez, la sádica competencia incluye a ocho desconocidos, incluido el hijo de Matthews (Eric Knudsen), atrapados en un edificio abandonado lleno de trampas mortales. Uno de los prisioneros es la clave que une a los ocho, otro de ellos es un aprendiz de Jigsaw infiltrado. Jigsaw ha liberado un gas letal en el edificio y los infortunados cautivos deberán obtener el antídoto trabajando como equipo... o no.
    Bien dice el dicho que “segundas partes nunca fueron buenas” y esta película es un ejemplo perfecto de ello. Aunque el planteamiento de la historia y el argumento no son malos de por sí, la realización deja mucho qué desear. En general, en esta película se notan las prisas por sacar una secuela que sea “más grande” y “más impresionante” que la cinta original (carambas, pues no todos pueden ser James Cameron).
    El resultado final es una película muy desigual, pues como se dice comúnmente “se notan las costuras del vestido”. Es evidente que el guión de esta cinta fue escrito por dos personas distintas: Mientras Leigh Whannell escribió las escenas de Jigsaw (finalmente, fue co-creador del personaje), Bousman se encargó de las escenas de los prisioneros… ¡Y la diferencia casi se puede cuantificar! Aquellas escenas están mucho mejor logradas y emplean muy sabiamente su ritmo y su tono, mientras que éstas dependen del efectismo y de un tono histérico para funcionar.
    Creo que después de la séptima película, ésta es la entrega de la saga con peores efectos especiales. Casi todas las escenas de mutilaciones se ven tan falsas… Eso es lo que pasa cuando se hace una secuela al vapor: se obtiene una de las peores entregas de la saga… ¿Verdad, Freddy?


 
3.- SAW III: EL JUEGO DEL MIEDO
Saw III, Darren Lynn Bousman, 2006
Tratando de limpiar un poco el nombre de la franquicia, los productores lograron convencer a James Wan, co-creador del concepto y director de la primera cinta, para que regresara al dúo creativo con Leigh Wannell. Wan aceptó a cambio de un aumento de sueldo para ambos escritores y de asegurarse de que Saw se quedaría en una trilogía. Así las cosas, ambos creativos escribieron la historia de la que, por lo menos para ellos, sería la última peli de la saga (como creativos, pues fungieron como productores ejecutivos en varias cintas más).
    El tumor canceroso de John Kramer “Jigsaw” (Tobin Bell) se ha expandido y el cáncer lo matará a menos que dicho tumor le sea extirpado. Kramer, junto con su aprendiz, Amanda Young (Shawnee Smith) secuestran a la Dra. Lynn Denlon (Bahar Soomekh) para que ayude al genio psicópata. Al mismo tiempo, Jeff Rainhart (Angus Macfadyen), un padre cuya vida se desmoronó al perder a su hijo en un accidente, es encerrado en una de las más complejas trampas jamás ideadas por Jigsaw para aprender el significado del perdón, pero… ¿quién está siendo puesto a prueba? ¿Jeff, Lynn o la misma Amanda?
    Esta cinta retoma muchas líneas argumentales que se habían planteado en la primera entrega, algunas otras de la segunda y se dedica a atar cabos. En verdad, la trama es redonda y cerrada, puesto que los creadores realmente querían terminar con la trilogía. Así pues, esta peli esta hecha para que la historia no pueda expandirse más allá.
    En todos y cada uno de los aspectos posibles, esta película es superior a su predecesora y, aunque no llega al nivel de genialidad de la primera, sí es una de las mejores de la saga… Caray, me vuelve a sonar parecido, ¿a ti también, Freddy? 
  

 4.- EL JUEGO DEL MIEDO IV
Saw IV, Darren Lynn Bousman, 2007.
La cuarta parte para muchas sagas significa renovación y cambio. Generalmente, como es este caso, porque fueron pensadas como trilogías (cuando mucho) pero la ambición de sus productores fue mayor que la solidez de sus argumentos. Así pues tenemos cuartas partes con subtítulos que pregonan renovación, aun cuando las cintas ofrecen más de lo mismo. Ejemplos hay hartos: Halloween 4: El regreso de Michael Myers (Little, 1988), Alien: La resurrección (Jeunet, 1997), Resident Evil 4: La resurrección (Anderson, 2010), La masacre de Texas: La nueva generación (Henkel, 1994), Terminator: La salvación (McG, 2009), y una nutrida lista de etcéteras. Para no romper con la regla, Saw IV es más de lo mismo, sólo que sin un rumbo fijo.
    El detective Hoffman (Costas Mandylor), junto con los agentes Pérez (Athena Karkanis) y Strahm (Scott Patterson), del FBI tratan de desentrañar los misterios detrás del sangriento legado del ahora fallecido John Kramer “Jigsaw” (Tobin Bell). Mientras tanto, el jefe del equipo SWAT, Daniel Rigg (Lyriq Bent) se ve forzado a participar en la última trampa de Jigsaw para salvar la vida del detective Eric Mathews (Donnie Wahlberg).
    Con el villano principal muerto y la principal línea argumental cerrada, Saw IV no tiene mucho terreno hacia dónde moverse, así que los realizadores decidieron encaminarse hacia el peor de todos: Humanizar a Jigsaw. De hecho, el foco de la película está en contarnos la historia de cómo Kramer se convirtió en Jigsaw, lo cual sólo logra hacer al monstruo menos monstruoso (como cuando explican por qué Hannibal Lecter se volvió caníbal… qué mal).
    La narrativa atropellada y la excesiva importancia que se le da a los flashbacks hacen que la historia que se cuenta en tiempo presente se vuelva casi por completo intrascendente. Durante la mayor parte de la cinta parece que el guión está apuntando en muchas direcciones simultáneamente para ver cuál funciona para extender la historia. En sí, creo que esta secuela es la más olvidable de todas.

 
5.- EL JUEGO DEL MIEDO V
Saw V, David Hackel, 2008.
Ya encarrerado el gato… Si bien la cinta anterior no funcionó muy bien en términos de narrativa, sí sirvió para transferir el protagonismo de John Kramer al detective Hoffman. Así pues, esta entrega marca el inicio de la que será la “Trilogía de Hoffman”, misma que terminará, esperemos que de una vez por todas, con la saga.
    El agente Peter Strahm sospecha que Hoffman es en realidad el último aprendiz de Jigsaw y se embarcará en una cruzada para descubrir la verdad detrás del detective forense. Sin que él lo sepa, Hoffman en realidad estará poniéndolo a prueba. Mientras tanto, Hoffman ha encerrado a cinco desconocidos en un nuevo juego de trampas mortales en el que la clave para sobrevivir es el trabajo en equipo y el autosacrificio.
    Después de que la entrega anterior resultara un tanto gris, en esta se nota ya una dirección para el hilo conductor de la historia. Sin embargo, muchos de los errores de la cinta anterior se repiten (pues si se repitieron el director y los guionistas sonaba lógico): se da demasiada importancia a lo que ocurrió “fuera de escena” y termina siendo mucho más interesante que la trama en tiempo presente, que a la postre es bastante poco atractiva.
    Si algo debo reconocerle a esta saga es que, a diferencia de otras longevas franquicias de cine de horror, su continuidad es férrea. Cierto es que se sirve de muchos deus ex machina y de elementos francamente sacados de la manga para lograrlo, pero muchos de los aciertos del guión en las películas 4, 5, 6 y 7 es el tender líneas argumentales que puedan ser recuperadas después.
    ¡Ah, y eso sí! Creo que esta secuela tiene uno de los mejores finales de la serie.

 
6.- EL JUEGO DEL MIEDO VI
Saw VI, Kevin Greutert, 2009
En teoría, se tenía pensado que esta película fuera la última de la saga, así que muchas de las líneas argumentales que se habían planteado en las cintas anteriores se cierran en ésta.
    El agente Strahm ha muerto y es inculpado por Hoffman como el aprendiz de Jigsaw. Dan Erickson (Mark Rolston), de la policía, encuentra la grabación del último juego de Jigsaw y la hace analizar en el laboratorio para descubrir a quién pertenece la voz en ella; pide la ayuda de Hoffman y de la agente Lindsay Perez, quien resulta no estar muerta. Hoffman pone a prueba a William Easton (Peter Outerbridge), vicepresidente de la compañía de seguros Umbrella Health (evidente referencia a Resident Evil), quien junto con su equipo de trabajo se dedica a encontrar errores y huecos legales en las pólizas de seguro para no pagar a sus clientes.
    Esta película es la primera desde Saw IV que logra ser interesante. Tanto la trama de Hoffman y los detectives, como la de Jill y la de Eastman logran ser interesantes e igualmente atractivas. La mayoría de las escenas de tortura y muerte están bien logradas, unas mejor que otras, eso sí.
    Algo que sí me gustó mucho de esta cinta fue que hace varias referencias, en las trampas sobre todo, a la película que fue el antecedente directo de Saw: El abominable Dr. Phibes (Fuest, 1971), una comedia negra británica en la que el siempre genial Vincent Price interpreta a un enloquecido doctor que busca venganza por la muerte de su esposa con trampas basadas en las Diez Plagas de Egipto en el Antiguo Testamento.

lunes, 24 de junio de 2013

EL JUEGO DEL MIEDO VII: EL CAPÍTULO FINAL... ¡Sí, cómo no!


EL JUEGO DEL MIEDO VII
Saw 3D

Kevin Greutert, 2010
La séptima entrega de la saga de cine de horror más exitosa de todos los tiempos intenta poner fin a la historia planteada hace casi una década. En esta cinta se busca amarrar todos los cabos sueltos, cerrar todas las líneas argumentales y no dejar cabida a una nueva secuela… Lo mismo que intentaron en su momento Pesadilla en la calle del Infierno parte III (Russell, 1987), Viernes 13: El capítulo final (Zito, 1984) o incluso, qué ironía, Saw III: El juego del miedo (Bousman, 2005).
    En esta entrega, Bobby Dagen (Sean Patrick Flanery), sobreviviente de una de las trampas de John “Jigsaw” Kramer (Tobin Bell), ha fundado un grupo de ayuda para víctimas del sádico genio. Dagen, sin embargo, esconde su propio secreto. Mientras tanto, el exdetective Mark Hoffman (Costas Mandylor), discípulo de Jigsaw, hace todos los preparativos para terminar de una vez por todas con la obra de su mentor… y eso parece incluir asesinar a su viuda, Jill Tuck (Betsy Russell). Más víctimas de los juegos macabros de Jigsaw siguen apareciendo y el tiempo para el detective Gibson (Chad Donella), perseguidor y excompañero de Hoffman, está por terminarse.

    Lo que más me gustó de esta cinta fue la historia. Quienes la escribieron en verdad se esforzaron por machar y empatar todos los cabos sueltos que se habían dejado en las cintas anteriores que, admitámoslo, ya eran demasiados. La saga de Saw ya empezaba a parecer serie de televisión. Sin embargo, en esta peli se retoman elementos de básicamente las seis entregas anteriores y se organizan para llevar a un desenlace final.
    Algunas escenas son muy emocionantes y angustiantes, pero más que otra cosa eso se debe a una utilización efectista del 3D (o eso creo, porque la vi en formato normal). De hecho, la mayoría de las escenas de asesinatos me parecen bastante mal logradas, creo que incluso en la primera cinta había muertes más interesantes.
   En esta secuela muchas de las máquinas de Jigsaw han perdido ese aspecto casero y hechizo que las caracterizó en las primeras entregas, lo que podría justificarse con el hecho de que ya no son obra de John Kramer; sin embargo, en esta cinta me parece que los artefactos mortales pasaban de lo inverosímil a lo francamente absurdo.

    A lo largo de toda la saga los efectos de maquillaje han sido bastante desiguales. En algunas entregas son muy realistas y en otras dan pena ajena; incluso dentro de una misma película hay escenas que son impresionantes por sus efectos y otras que son impresionante…mente malas. En esta película, a excepción de una o dos, las escenas de tortura y asesinato más bien entran en la segunda categoría.
    Y esto no debería ser un problema… ¡excepto porque se trata de una película de Saw! Quiero decir, realmente a eso es a lo que va uno al cine con estas películas, a ver formas creativas en las que descuartizan gente (puro Grand Guignol). Sin embargo, en esta cinta lo único que salva a la mayoría de las trampas de Jigsaw, como ya lo mencioné arriba, es el efecto 3D. Achaco la falla a dos elementos: Para empezar el abuso en la utilización del CGI, y el segundo, el más curioso, la sangre.
    En el mundo de los efectos especiales hay dos formas básicas de formular sangre artificial para las películas: con jarabe de maíz y con glicerina; cada una de estas fórmulas tiene sus características propias y usos específicos. Sin embargo, en El juego del miedo VII no sé cómo formularon la sangre para que se viera tan terriblemente falsa. Quizá buscaban una sangre artificial más líquida que luciera bien en 3D; pero señores, en la mayoría de las tomas uno se da cuenta de que lo que ve en pantalla es pura agua pintada.
    La escena que me pareció  una completa vacilada fue la del aparador de la ferretería. En verdad, los efectos son tan malos que yo pensé que se trataba de un plan publicitario de la ferretería que emulaba de forma barata las trampas de Jigsaw, así que, posterior a dicha escena, esperaba una explicación por el estilo. Y esperé… y esperé… y esperé hasta que caí en cuenta de que ¡se trataba de una auténtica trampa de Jigsaw! ¿De verdad? ¡Fue como ver una escena del Batman de Adam West en las pelis de Chris Nolan!

    El ritmo de la peli es bueno, pero la mayor parte del tiempo no logra superar la fórmula ya tan gastada y lo predecible del guión. Quiero decir, uno ya sabe que quien se supone que debe superar las pruebas de Jigsaw suele ser más bien lerdo y que la persona en la máquina va a morir inminentemente. Si las trampas fueran pocas y los personajes estuviesen bien escritos, como en la primera y tercera partes, uno realmente se preocuparía por ellos; en esta cinta, al igual que en varias otras de la saga, la verdad es que a uno deja de importarle.
    Como lo mencioné anteriormente, me agradó la historia de la película; sin embargo, el guión no le hace justicia. La película se siente claramente dividida en dos partes: por un lado, la historia del secuestro de Bobby Dagen y, por el otro, la historia de Jill y su persecución a manos del psicópata Hoffman. Francamente, la segunda historia, puesto que es la conclusión de la saga, es increíblemente más interesante que la de Dagen que por momentos incluso estorba y da al traste con el ritmo de la peli.
    Para el cierre de la saga, me pareció genial el regreso del personaje del Dr. Gordon (Cary Elwes); aunque lo sentí terriblemente desaprovechado. Para el giro que decidieron darle al personaje creo que hubiera dado lo mismo que fuera cualquier otro.
    Otra de las cosas que me han molestado de las películas de Saw desde la cuarta entrega es el hecho de Jigsaw siempre tiene un aprendiz cuya existencia es ignorada por todos. Haciendo cuentas, John Kramer no era entonces tan astuto como la primera película nos hizo creer, pues para esta séptima entrega parece que el tipo tenía toda una legión de fans ayudándole con sus trampas. Cuando se reveló al (llamémosle) “aprendiz de aprendices” acudió inmediatamente a mi memoria la imagen de Lionel Hutz, el abogado fracasado de Los Simpson, cuando empieza a llamar a sus “testigos sorpresa cada vez más y más sorprendentes”.

    A final de cuentas, no es tan mala película como podría ser; pero sí es bastante mala. Como cierre de una saga de siete capítulos es increíblemente decepcionante, sobre todo porque uno como fan de las demás películas piensa en que de todas las posibilidades que el argumento les brindaba a los realizadores, escogieron las menos atractivas.
    Finalmente, se anunció con bombo y platillo que ésta sería la última película de Saw. Empero, la primera peli costó un millón de dólares y produjo ganancias por cien, y la saga completa, con todo el merchandising que ha generado, se ha embolsado ganancias por 900 millones de dólares. No es de sorprender entonces que desde 2012 Lionsgate, compañía productora de la franquicia, haya filtrado el rumor de que planea nuevos filmes de Saw, aunque se habla de un reboot más que de una secuela.
    Por su parte, Leigh Wannell y James Wan, creadores del concepto y de la primera película, abandonaron el proyecto después de la tercera película (y se nota) por “diferencias creativas”; pero han declarado en varias ocasiones que les encantaría regresar a trabajar en esta saga siempre y cuando Lionsgate les de control creativo para renovarla de alguna forma.
    Así las cosas, parece que las secuelas de Saw seguirán apareciendo de forma mucho más injustificada y mucho menos sorpresiva que los aprendices de Jigsaw.


jueves, 20 de junio de 2013

INDIANA JONES Y EL TEMPLO DE LA PERDICIÓN. "Kali Ma wins. Fatality!"


INDIANA JONES Y EL TEMPLO DE LA PERDICIÓN
Indiana Jones and the Temple Of Doom

Steven Spielberg, 1984

Habiendo alcanzado el éxito con la película Los cazadores del Arca Perdida (Spielberg, 1981), la mancuerna George Lucas-Steven Spielberg decidió producir una nueva aventura del carismático arqueólogo y ladrón de tesoros nacionales, el Dr. Indiana Jones. Siguiendo el ejemplo de su saga “hermana mayor”, Star Wars, la segunda entrega de las aventuras del Dr. Jones se decidió por una historia mucho más oscura y siniestra que la de la primera parte. De hecho, la idea original de George Lucas era encargar la escritura del guión a los guionistas de El Imperio contraataca (Kershner, 1980), pero ambos estaban ocupados en otros proyectos en ese momento.
    Es un hecho poco memorable, pues realmente es completamente irrelevante para la historia, pero esta cinta en realidad es una precuela de la primera, pues sucede un año antes. Tras sobrevivir a un intento de asesinato a manos de la mafia china en Shanghai (en el salón Obi Wan, por cierto), Indiana Jones (Harrison Ford) es abandonado a su suerte, en compañía del huérfano “Short Round” (Jonathan Ke Quan) y la frívola e insoportable cantante de centro nocturno Willie Scott (Kate Capshaw, quien poco después se casaría con Spielberg en la vida real), en la frontera de Nepal y la India. Ahí, Jones encontrará una aldea de campesinos sumida en la miseria, pues el nuevo maharajá del palacio de Pankot les ha robado la sagrada piedra Sankara y a sus niños. Jones decide ayudarlos sólo para descubrir que el palacio de Pankot es la fachada para el templo secreto de un culto sanguinario adorador de Kali y fanático de los sacrificios humanos, encabezado por el malvado sacerdote Mola Ram (Amrish Puri).

    Creo que desde niño he tenido sentimientos encontrados hacia esta película. Hasta el día de hoy, puedo decir que esta cinta me gusta y no, y expondré mis argumentos para ambos casos a continuación.
    En general es agradable que la segunda cinta de la saga se arriesgue a explorar nuevas temáticas y, como lo dije anteriormente, se torne un poco más oscura. En esta película, algunos de manera más velada y otros explícitamente, se abordan temas como el tráfico de drogas, la prostitución, el imperialismo (en este caso visto en sus pros y contras), el fanatismo religioso, la miseria, los sacrificios humanos y la esclavitud infantil.
    En general, las escenas de acción son más violentas que en la peli anterior; aunque también muchas de ellas son aún más inverosímiles… como ejemplo, sólo hay que ver la forma en la que Indiana esquiva las balas durante el tiroteo en el mencionado centro nocturno. Una de las escenas más memorables de esta cinta es en la que Indy y sus amigos son perseguidos en carritos de mina por los adoradores de Kali.

    Del mismo modo, el humor colonialista que tan amena hacía la primera parte en esta secuela se vuelca hacia el absurdo. Aunque esto se puede ver en toda la película, me refiero específicamente a la escena del banquete, pues ¿quién puede olvidar la “serpiente asada con sorpresa” o los “sesos de mono helados”?
    En sí la historia de la película siempre me ha gustado. También me agrada el hecho de que en esta secuela, Indy no actúe por un interés patriótico o monetario, sino que decide ayudar a la gente de la aldea, sumida en la miseria desde que sus niños fueron secuestrados, simplemente por hacer lo correcto. 

    Por otro lado, también me parece desde hace tiempo que la realización de la peli queda a deber. Creo que una historia que es de por sí interesante pudo haberse llevado a cabo  mejor, pues uno de los lados flacos de la película es la producción. Casi todos los decorados, vestuarios y hasta efectos especiales se ve como si los hubieran fabricado en medio de las prisas; quizá así fue. La cosa es que las paredes de la cueva donde se esconde el templo de Kali se ve a leguas que están hechas de cartón y las escenas en las que hay fotomontaje y retroproyección (como la de la balsa inflable en la montaña nevada) se ven tan falsas como si se hubieran filmado veinte años atrás.


    De tal suerte, la falta de atención a los detalles de esta cinta le resta muchos puntos. Por ejemplo, la escena en la que Indiana Jones es perseguido por los fanáticos de Kali en un puente colgante suspendido a una altura considerable sobre un río infestado de ¡caimanes de la Florida! Y éste es sólo algunos de los muchos detalles que hubieran requerido un poco más de consideración.
    Al parecer, los realizadores quisieron no tomarse demasiado en serio esta película, pues hasta el sentido del humor, contrastando con la trama más siniestra de la cinta, resulta ser bastante más ramplón que en la película anterior.

    Ahora bien, lo que sí recuerdo que desde niño me ha disgustado de esta película, y que aún ahora que volví a verla por enésima vez me pareció chocante, fueron los aliados de Jones. Willie Scott y “Short Round” deben ser los compinches más odiosos en toda la saga… ah, no, esperen, que hubo una cuarta peli… Bueno, no importa, de los dos no se hace uno; ambos son odiosos y desesperantes y en verdad hay escenas en las que dan ganas de que Indy no logre salvarlos.
    Con todo y todo, a final de cuentas esta cinta resulta muy divertida e interesante. Quizá es inferior a la primera parte en muchos aspectos, pero también se agradece que los creadores hayan querido explorar temáticas y tonos diferentes; tal vez el experimento no resultó del todo exitoso, pero no es una mala película de aventura y es una digna secuela de la primera entrega de las aventuras del Dr. Jones.

PARA LA TRIVIA: La confrontación final entre Mola Ram e Indiana Jones sobre un puente colgante fue filmada en locación en un acantilado en Sri Lanka. El puente estaba suspendido a una altura bastante considerable y Steven Spielberg, quien es acrofóbico, se negaba a caminar sobre él. De tal suerte, cuando el director quería ir de un extremo a otro del puente debía conducir por un camino de terracería que daba un rodeo de varios kilómetros al acantilado.

lunes, 17 de junio de 2013

PROMETEO.O lo que es lo mismo, "Alien 0"... Bueno, más bien es algo así como "Alien -2".


PROMETEO
Prometheus

Ridley Scott, 2012

A la fecha sólo existe una edición de esta película, la que se estrenó en cines con 124 minutos de duración; sin embargo, en la edición especial en Blu-Ray se incluyen alrededor de 36 minutos de escenas eliminadas, extendidas y alternativas. En general estas escenas extienden algunas líneas argumentales de la película o desarrollan más a profundidad el carácter de algunos personajes; otras vinculan esta cinta aún más estrechamente con la primera Alien. No me sorprendería que luego de unos años, Ridley Scott decidiera lanzar un corte definitivo de Prometeo como ya lo hizo anteriormente con Alien: el octavo pasajero (1979), Blade Runner (1982) y Cruzada (2005).
Recuerdo que tenía como siete años la primera vez que vi Alien: el octavo pasajero y me moría del susto. Desde entonces quedé fascinado con el universo planteado por la película, volviéndome no sólo un fanático, sino prácticamente un estudioso del tema. Hace como cuatro años se empezó a barajar la posibilidad de continuar con la franquicia; sin embargo, los intentos por crear una nueva franquicia con Alien vs Depredador tuvieron inmundos resultados y ninguno de los involucrados en la saga original, ni la mismísima Sigourney Weaver, quien fungió incluso como productora ejecutiva de las últimas dos entregas, tenía interés en filmar una nueva secuela. Así las cosas, la propuesta de Twentieth Century Fox, dueños de los derechos del personaje, fue hacer un remake.
    Ante el repudio general de los fans en cuanto se filtró el rumor del remake, la Fox decidió cambiar de planes. Así pues, ya que la historia difícilmente podía extenderse más a través de secuelas, se planeó la posibilidad de una precuela y la casa productora anunció que comenzaría a trabajar en el proyecto cuyo nombre clave fue Alien 0. Para dicha cinta, Fox quiso reunir a los productores y director originales de la primera cinta de Alien, pero Ridley Scott se negó. Durante casi un año las negociaciones se empantanaron pues ninguna de las partes quería ceder: Fox no quería producir Alien 0 sin Scott y Scott no quería hacer una precuela de Alien.
    Después de mucho negociar, el director británico accedió a dirigir la película con la condición de que le dejaran también producirla. Fox estuvo de acuerdo y Scott comenzó a trabajar en la película con un control creativo casi absoluto. Esta libertad le permitió transformar lo que pretendía ser Alien 0 en la primera entrega de toda una nueva saga, anterior a Alien y que, tarde o temprano, se enlazará con ella.

    En esta cinta, ubicada a finales del siglo XXI, un grupo de científicos descubre pinturas rupestres en Escocia que coinciden con otros varios jeroglíficos y estelas halladas en diversas épocas en diferentes lugares del mundo. Los científicos a cargo de la investigación, la Dra. Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) y el Dr. Charlie Holloway (Logan Marshall Green) encuentran en estos jeroglíficos el mapa para llegar a un planeta desconocido en el que podría habitar vida inteligente estrechamente ligada a la raza humana. Con el patrocinio del difunto empresario Peter Weyland (Guy Pearce), Shaw y Holloway se embarcan en una expedición, a bordo de la nave Prometeo, que podría revelar el secreto de la creación del hombre… pero también, quizás, de su destrucción.
    En una primera instancia, parece que la pregunta que plantea esta película es “Si estuvieras frente a tu creador ¿qué le preguntarías?” Sin embargo, conforme la trama se va desarrollando y más y más información es revelada, la interrogante planteada termina siendo más bien “Si le preguntaras a tu creador sobre su objetivo al crearte ¿realmente querrías escuchar la respuesta?”
    Parece que cada vez que Ridley Scott mete las manos en la ciencia ficción, termina redefiniendo el género. Siendo responsable de obras maestras como la mencionada Alien o el “trhiller noir" Blade Runner (1982), dos de las películas más influyentes del género, Scott entrega en Prometeo una cinta que bien podría convertirse en un nuevo clásico; aunque, eso sí, se trata de una película mucho más condescendiente con el público que las dos anteriores.

    Mezclando elementos de ciencia ficción dura, de horror, terror y thriller, Prometeo explora el controvertido tema de la exogénesis aderezándolo con elementos de la saga de Alien y sutilmente integrándolo a ella. A este respecto, dos opiniones que han rondado los círculos de críticos y fanáticos alrededor del mundo desde que se estrenó la cinta original en 1979 hallan su respuesta en esta película.
    Por principio de cuentas, está la morfología humanoide del Linguofeda acheronsis (nombre científico ficticio de la criatura); controvertida tomando en cuenta el hecho de que la evolución es un proceso caótico, por lo tanto, las probabilidades de que una forma de vida extraterrestre sea físicamente parecida al Homo sapiens son prácticamente ridículas.
    Siguiendo este mismo orden de ideas, el Linguofeda acheronsis parece evolutivamente adaptado específicamente para ser un eficiente depredador de la raza humana; sin embargo, se suponía que ambas especies jamás habían estado en contacto.
    Como bien dije, estas cuestiones encuentran una satisfactoria respuesta, que en realidad es aún más oscura y perturbadora de lo que cabría esperar inicialmente, en Prometeo.
    Desde la primera vez que vi esta cinta en la sala de cine la disfruté de principio a fin (excepto por un par de detalles que mencionaré en su momento) y espero con ansias la secuela, misma que ya fue anunciada pues, siguiendo el modo de producción actual de las películas de alto presupuesto (y de las tragedias en la Grecia Clásica hace 2500 años), este proyecto se planeó casi desde el principio como una trilogía.

    Las actuaciones de todos los involucrados son de primer nivel. Destacan particularmente la interpretación de Michael Fassbender como el androide David y la ya mencionada Noomi Rapace (a quien, discúlpenme ustedes, sigo sin verle lo guapa) como la Elizabeth Shaw. Fassbender logra dotar a su personaje de una rica complejidad a través de acciones sutiles y mesuradas. Todo lo que hace David es completamente medido, exacto y preciso, pues es una máquina.
    Por su parte, Shaw representa un ideal romántico del científico que llega hasta las últimas consecuencias, sacrificándose incluso él y a sus seres queridos, en aras del conocimiento. De hecho, el personaje de Elizabeth Shaw fue uno de los más problemáticos pues había distintas propuestas para darle vida. Originalmente, se trataba de una persona más visceral y explosiva que ve convertido su idealismo científico en un desencantado nihilismo. Sin embargo, después de varias consideraciones, Scott decidió volver a filmar algunas de sus escenas para convertir al personaje en uno más comprensivo y concesivo.
    En el rubro de los efectos especiales, la película está muy bien cuidada. Los efectos son impresionantes y sumamente realistas, además de que en general se nota que Scott prefirió el uso de efectos físicos y maquillaje protésico a la usanza de la vieja escuela por sobre los efectos digitales. De hecho, hubo un par de escenas que se filmaron con ambas técnicas, y el director eligió utilizar finalmente aquéllas tomas sin CGI.

    En el aspecto del maquillaje, sin embargo, sí me quedó a deber la caracterización de Guy Pearce como el vetusto Peter Weyland que no hay un minuto en el que no se vea falsa… Y pensar que pudieron arreglarlo fácilmente con un par de pupilentes.
    Otro gran acierto de la cinta es la música compuesta por Marc Streitenfield. El soundtrack logra crear atmósferas con la ayuda de melodías que van desde lo más romántico e intimista hasta temas grandilocuentes y épicos; pero en general, la música es inquietante y angustiante. Algo tiene esta partitura que ayuda a crear el suspenso necesario para la cinta y lo mantiene a uno atento durante las dos horas que dura.
    Sin duda, gran parte del éxito de la primera Alien recayó en el apartado del diseño. Ciertamente era una tarea difícil lograr algo equiparable a los geniales diseños que H.R. Giger, Ron Cobb y Moebius desarrollaron para la cinta original, y sin embargo, el equipo de Prometeo lo logró.
    Si bien la mayoría de los artefactos y construcciones alienígenas (construidas por los llamados “Ingenieros”, suerte de raza primigenia) conservan el estilo biomecanoide que tan popular hizo a la criatura de la primera cinta, los diseñadores de Prometeo se las ingeniaron para crear un entorno que se nota es producto de una civilización avanzada. Aunque se desconozca cuál es, todos los artefactos y construcciones de los Ingenieros denotan haber sido creados para una función específica.

    Algo que me encantó también fue el diseño de la nave Prometeo pues fue hecho a partir del diseño de la Nostromo original Incluso se puede percibir que los diferentes espacios de la nave están acomodados casi de la misma forma. Sin embargo, la Nostromo era una especie de tráiler espacial, una nave de carga de la flota de la Corporación Weyland-Yutani; mientras la Prometeo es una nave particular para pasajeros propiedad de Peter Weyland. Digamos que la Prometeo viene siendo la versión de lujo de la Nostromo.
    El diseño que más me gustó fue el de los Ingenieros. Dado que supuestamente esta raza alienígena fue la inspiración para los dioses de las mitologías antiguas, sus rasgos fueron diseñados a partir de las esculturas clásicas grecolatinas; incluso el color de su piel es el del mármol. El resultado son seres de una belleza ominosa por la perfección hercúlea de sus proporciones.
    Prometeo, cuyo planteamiento parece apuntar hacia una especie de Ragnarök en el espacio,  tiene todos los elementos para convertirse en un nuevo clásico de la ciencia ficción. Ridley Scott y su equipo lograron lo que pocas secuelas/precuelas tardías han podido conseguir: satisfacer a los seguidores de la entrega original y cautivar al público de nuevas generaciones. Eso sí hay que decirlo, para conseguir esto, Scott tuvo que sacrificar un poco de la narrativa que originalmente planeó para esta cinta, optando por una menos críptica y esotérica, y más accesible y complaciente para el público general.


PARA LA TRIVIA: El título original que Ridley Scott había escogido para esta película era Paradise. Cuando David le pregunta a uno de los Ingenieros de dónde vienen, la respuesta que éste le da es “Paraíso”. Sin embargo, este diálogo junto con todas las alusiones que había a este concepto fue eliminado de la versión final de la película. Tentativamente, la secuela de Prometeo planeada para estrenarse en 2014 sí llevará por título Paraíso.

A PARTIR DE AQUÍ EL TEXTO CONTIENE SPOILERS

    Hubo dos elementos que sí debo decir que no me gustaron nada, porque a mi parecer dan un poco al traste con el misterio detrás de dos de las figuras más desconcertantes de Alien.
    Por principio de cuentas está el hecho de que se revele que el tan misterioso organismo fosilizado que aparece en el planeta LV-426 (posteriormente rebautizado como Acheron) es simplemente un traje espacial. Durante muchos años no sólo los fans, sino otros creativos del universo expandido de Alien conjeturamos sobre cómo se vería esta criatura cuando estaba viva. Ahora resulta que es simplemente un traje de piloto.
    La otra escena que me pareció completamente ociosa fue el epílogo. Desde que inició la película me intrigaba descubrir si Scott habría sucumbido ante la tentación de incluir un alien dentro de la cinta. Cuando finalmente vi aparecer a la criatura en el epílogo de la peli me sentí contrariado. Quiero decir, la escena es innecesaria y sobre-explicativa: Los fans que íbamos a ver la precuela de Alien ya sabíamos a lo que íbamos y no necesitábamos que se nos recordara; y por su parte, el público nuevo que no sabía que esta peli sería la precuela de Alien tampoco necesitaba saberlo pues la película es lo suficientemente buena como para sostenerse por sus propios méritos.